Faro de Punta de La Rasca

El más meridional de todos es el faro de Punta de la Rasca y se encuentra dentro de la Reserva Natural Especial del Malpaís de La Rasca. Para llegar a él es necesario caminar varios kilómetros desde los barrios de El Fraile o del Palm-Mar, ambos en el municipio Arona. Aunque creamos que se encuentra aislado, el aislamiento de hoy nada tiene que ver con el que vivían sus fareros en el año 1899, fecha en la que comenzó a funcionar el primer faro (el actual de 32 metros de altura entró en servicio en 1978). En aquella época al no existir buenas comunicaciones terrestres, los faros disponían de embarcaderos en los que periódicamente atracaban pequeños barcos que suministraban a los fareros combustible, alimentos y todo tipo de enseres necesarios para una vida alejada de la civilización.

Faro de Punta Abona

Mismo diseño de torre cilíndrica blanca con bandas rojas posee el actual faro de Punta Abona, también inaugurado en 1978. Se sitúa en el municipio de Arico y lo puedes avistar desde el barrio de Abades o desde el Porís de Abona, aunque en mi opinión, se observa mejor desde este último. Si te fijas bien, a los pies del mismo distinguirás una casa amarilla. Se trata del antiguo hogar de los fareros (y de sus familias) que se encargaron de iluminar la costa a marineros y pescadores hasta que la tecnología los sustituyó en su tarea.

Faro de Punta de Hidalgo

Uno de los faros más originales de Canarias. Se encuentra en la costa norte de Tenerife y su diseño artístico, que no deja indiferente a nadie, nos hace fantasear con la idea de que parece haber surgido del interior de la tierra.

Reflejo Faro Punta del Hidalgo

Fue construido entre los años 1991 y 1992 con motivo de la ejecución del «Plan de Señales Marítimas 1985/89» que pretendía acabar con los últimos «puntos oscuros» de las costas españolas. Con el mismo objetivo se erigieron los faros de Buenavista (entre 1990 y 1991) y el del Puerto de la Cruz (entre 1991 y 1992), tres faros modernos que rompen con el diseño tradicional.

Faro de Puerto de la Cruz

Sin duda, uno de los mejores momentos para avistar los faros es al atardecer, cuando las tonalidades del mar y el cielo van cambiando y las altas torres comienzan a emitir sus primeros destellos. En el Puerto de la Cruz, primer municipio turístico de Canarias, se encuentra el faro más urbano y accesible de todos. Mide 27 metros y se encendió por primera vez el 21 de noviembre de 1996. Mi recomendación es observarlo desde la Batería de Santa Bárbara, en días claros es posible ver también desde allí la isla de La Palma.

Faro de Punta de Buenavista

Escondido entre plataneras se descubre esta torre completamente blanca de 42 metros de altura, en la que destaca su escalera exterior en forma de caracol. Otra de las características de los faros es que cada uno tiene una velocidad distinta de destello, de esta forma los barcos pueden distinguir en la más absoluta oscuridad un faro de otro. El de Buenavista por ejemplo emite 4 destellos cada 11 segundos y se diferencia del cercano faro de Punta de Teno en que produce destellos alternativos en grupos de 1 y 2 cada 20 segundos.

Faro de Punta de Teno

El entorno más espectacular lo tiene el faro de Punta de Teno, probablemente el más visitado y fotografiado de la isla. Una carretera salvaje y llena de curvas por el macizo de Teno desemboca en el «finisterre tinerfeño», el lugar donde se acaba la isla por el oeste. Las vistas a los imponentes acantilados de los Gigantes y a la isla de La Gomera son otra excusa más para visitarlo. Para llegar a él es necesario ir en guagua desde Buenavista del Norte, dado que existen restricciones a vehículos privados con el objetivo de preservar el espacio protegido del Parque Rural de Teno.

Faro Punta de Teno

Mide 20 metros de altura y su luz, siempre tranquilizadora y en ocasiones salvadora, tiene un alcance de 18 millas náuticas (33,33 kilómetros).

Faro de Anaga

Y por último, el faro más emblemático de la isla: el de Anaga. Fue el primero que alumbró las costas de Canarias en el año 1864 y es el único de los faros tinerfeños del siglo XIX que no ha sido sustituido. En un principio estaba previsto que se construyera en las Islas Salvajes, un pequeño archipiélago situado a 100 millas al norte de Tenerife, pero el personal administrativo español al llegar a las islas las encontró habitadas por portugueses que reclamaban su soberanía. Debido a la necesidad de la señal marítima, no esperaron a que se resolviese el conflicto diplomático y se levantó en la Punta de Anaga a 247 metros sobre el nivel del mar.